End of a century
Rocamadour y Martín Romaña se conocieron luego de una función de un conocido prestidigitador en París. No estaban maravillados con la performance del artesano, pero sí con su manejo del trabajo, parecido al de un croupier. Martín ya era un egresado universitario y a pesar de que Rocamadour no lo era, se había educado para caminar despacio. Cuando uno se encuentra solo, decía, el ruido es un intruso y nadie quiere asustarse de sus propios pasos.
Debido a ello, en ocasiones se perdía en medio de su silencio. Aunque en realidad, nadie lo tomaba como una desaparición, o un tiempo perdido que reclamaba su lugar, sino más bien como un destierro de su propia presencia.
Mucho tiempo después, incluso Martín acostumbraría perderlo de vista y Rocamadour tendría la impresión de haber muerto nuevamente, como aquella primera vez. Hasta que Martín volviera a invitarle otra botella de cerveza y ambos retornaran de ese tiempo perdido. Prolongarían ese juego durante muchas noches, divertidos con la luna negra de los anteojos de Martín y las ausencias de Rocamadour.
Dado que ambos no tenían mucha noción del tiempo, tengo la impresión de que sería necesario que Oscar Bronski detuviese esos juegos llegado el viernes, para salir, esta vez bajo la excusa de un calendario no laborable. Brindarían y bailarían, en medio de la revolución de sus cuerpos cansados y agitados por desafiar sus respectivas historias. Saldrían a destiempo a incendiar catedrales y peluquerías. A iniciar una campaña en Montepellier y terminarla en España. Hasta que juntos recordaran que, de su lado, hay más silencio que del nuestro.
Title courtesy by: Blur - Parklife (Capitol, 1994)
Debido a ello, en ocasiones se perdía en medio de su silencio. Aunque en realidad, nadie lo tomaba como una desaparición, o un tiempo perdido que reclamaba su lugar, sino más bien como un destierro de su propia presencia.
Mucho tiempo después, incluso Martín acostumbraría perderlo de vista y Rocamadour tendría la impresión de haber muerto nuevamente, como aquella primera vez. Hasta que Martín volviera a invitarle otra botella de cerveza y ambos retornaran de ese tiempo perdido. Prolongarían ese juego durante muchas noches, divertidos con la luna negra de los anteojos de Martín y las ausencias de Rocamadour.
Dado que ambos no tenían mucha noción del tiempo, tengo la impresión de que sería necesario que Oscar Bronski detuviese esos juegos llegado el viernes, para salir, esta vez bajo la excusa de un calendario no laborable. Brindarían y bailarían, en medio de la revolución de sus cuerpos cansados y agitados por desafiar sus respectivas historias. Saldrían a destiempo a incendiar catedrales y peluquerías. A iniciar una campaña en Montepellier y terminarla en España. Hasta que juntos recordaran que, de su lado, hay más silencio que del nuestro.
Title courtesy by: Blur - Parklife (Capitol, 1994)
11 Comments:
Bueno, 100 posts ¿Quién lo diría, no? Por mi parte, sólo queda tomarme un par de semanas de vacaciones.
Gracias a todos.
La verdad quién lo diria ... jaja (mentira). Definitivamente tuviste tus épocas asi como 3 ó 4 estilos diferentes de escribir (según yo), pero hasta ahora no encuentro una que me disguste. Tómate tus vacaciones, pero espero que cuando regreses las cosas sean iguales o mejores que como las dejaste.
PALI
100 posts? Pues F E L I C I D A D E S!!! Y sigue así, que pronto serán 200.
100 posts! pues felicitaciones!. Ah!! (antes que me olvide) recibe un fuerte abrazo de Pedrito Páramo (quien en este momento comparte una botella de vino conmigo).
Claudia
jajajaja ... Muchas gracias amigo por los comentarios. Ya veremos cómo hacer para mejorar las cosas en un futuro.
Lamento interrumpir sus vacaciones para invitarlo a la fiesta de disfraces. Para llegar chape su barco aquí: http://cosasinutiles.blogspot.com
No se interrumpen, las continuamos en una gran fiesta de disfraces, donde seguramente las disfrutaremos más.
http://lacoyote.blogspot.com
al final siempre se vuelve al hogar
En ese caso señorita, la linkeamos nuevamente.
El arte de usar el humor como hipervínculo se parece sospechosamente al del blog de Jaime Bedoya. Las referencias musicales y algunas ideas sobre el pop las he leído antes en la revista 69.
Pero tu manera de escribir, mal que bien, sí que es original a diferencia de tus ideas.
Pues nada, resulta que cada uno es libre de opinar lo que le parezca, a pesar del tono detractor que pueda tener.
Gracias en todo caso por la crítica.
Trataré de entrar al blog de Bedoya para averiguar ese curioso dato (nunca antes había entrado).
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